viernes, 25 de marzo de 2016

1.- "A LOS QUINTOS DEL 40" LIBRO

Primer Libro escrito, impreso y encuadernado por mí: 
En este primer trabajo, recogí, las narraciones que mi padre nos hacía sobre diversos episodios de su servicio militar.
Para el que no entienda qué es una quinta, le explicaré que se corresponde con el año en el que se alcanza la mayoría de edad; para su caso, entonces se llegaba a la mayoría de edad al cumplir los veintiún años, por tanto, para los nacidos en 1919, se corresponde con 1940; de ahí lo de "Quinta del 40".
En este enlace, puedes leer mi libro dedicado a Los Quintos del 40, la generación de mi padre que fue requisada por el "bando nacional" golpista para la guerra. En Llanes entraron estas tropas en septiembre de 1937 y unos meses después, fue alistada esta quinta a la que tuvieron movilizada, no sólo hasta terminar la guerra en abril de 1939, sino mucho más tiempo hasta un total de seis años y medio. Antes de vestirlos de soldados y darles instrucción, fueron almacenados en campos de concentración, en el caso de mi padre, en el llamado "La Vidriera de Avilés, hasta conseguir el aval que les certificase no ser "Rojos republicanos". Un antiguo maestro de la escuela lo avaló sin pedirlo y así fue encauzado a los campos de batalla.



"A LOS QUINTOS DEL 40"
En la foto, están los alumnos de la escuela de Parres, entre los cuales está mi padre, con el número 24 y la lista completa con nombres y apellidos.





"Renglones perdidos"
Con estos datos se puede comprender la situación, el escenario de imágenes en mi mente a la vez que el recuerdo que desde niño conservaba de las narraciones que solía contarnos mi padre cuando surgía el tema de conversación. 
Tenía que darle forma y orden antes de que fuera demasiado tarde para ello. Comencé a tomarlo en serio, en el año 2005, a causa que desde la redacción de "El Oriente de Asturias", semanario llanisco en el que venía colaborando, más o menos constantemente desde el año 1975 me lo aconsejó su director, Francisco López Maya, "Pacoché"; le costó bien poco convencerme: "Hay que publicar esas experiencias de tu padre por el frente, por la lucidez que conserva a su edad". 
Aquel mismo día se lo propuse a mi padre y le proporcioné una agenda en blanco con este mismo título. Accedió a ello sin más, pues he de decir, que mis padres, a pesar de haber vivido en tiempos tan difíciles, tenían el hábito de la lectura y creo que influyeron en que yo lo adquiriese de igual modo. Mi madre, más que leer, devoraba libros que le dejaban amistades que tenían más posibles económicos y forrada biblioteca. Sin embargo, la escritura no era lo suyo. Cuando yo estudiaba, ella me tomaba las lecciones y se las aprendía antes que yo de decirlas en alto, pues me exigía que se las diera sin omitir una coma, como a ella le habían enseñado en la escuela, los pocos años que había pasado por las aulas. Tenía una gran memoria para las letras de las canciones antiguas, así como para los romances, poesías y los argumentos de todas las obras que habían pasado por sus manos. Fue también una fuente muy valiosa para la composición de la obra, aportando datos sobre el paso de las tropas por el pueblo y en el período en el que mi padre se encontraba alistado en el ejército.
Accedieron los dos a recibir ayuda mía mientras estudiaba en la escuela, después en el Colegio de la Arquera y posteriormente en el Instituto. Nos sentábamos los tres por las noches, mientras se hacía la cena lentamente en la chapa de la cocina de leña, a la mesa que era también mi único escritorio para las tareas de clase. A mi padre le encantaba escribir de lo que fuera: ya sea de los datos clínicos y estadísticos de las cuatro vacas que teníamos, ya sea de las compras de pienso, abono químico, siembra, venta de cosechas, cantidad de kilogramos que se lograban de cada cosa; ya fuera de las horas de jornal que tenía a la siega, la madera o la cantera. Y cuando no, hacía crucigramas que yo le recortaba de los periódicos, para lo que demostraba tener una buena precisión.  
Cuando yo me marché para estudiar, convine con mi madre que yo le escribiría a cambio de que ella me contestase, pero mostraba oposición. Realmente, su caligrafía era desastrosa, aparte de la ortografía más elemental, y abundantes disgrafías, pero poco a poco fue mejorando ambos aspectos hasta sentirse segura. 

Los niños de la guerra”
Esta es, prácticamente, la lista del conjunto de alumnos de la Escuela de Parres, de quienes doy las referencias familiares, aportadas por mi padre, Santiago González Gutiérrez, “Taro” (nº24). Esta foto es una copia de la que guardaba Modestina Junco Noriega de Tamés y que Marcelino Sánchez Junco le dio a mi padre, un año por Santa Marina, cuando regresó por primera vez del exilio francés, donde había formado parte del Maquissard, más conocidos como “Maquis”, de la resistencia transpirenaica. Seguramente eran los niños mayores de la escuela y algunos otros no habrían acudido ese día de la foto por estar enfermos o ayudando en las labores del campo y pastoreo, como era tan frecuente. O quizás prefirieron seguir jugando al escondite por el huerto junto a la escuela.
El año del nacimiento de los veintinueve compañeros de la foto, está dentro del ámbito temporal entre el 1914 y el 1920, o como se solían catalogar en cuanto al servicio militar, estaban entre la "Q. del 35´" y la "Q. del 42´"

1ª Fila

1.-Fidel Sánchez Amieva, era el cuarto hijo de los siete que tuvo Josefa Amieva Cué, “Pepa la de Meré” que vinieron a vivir, una vez viuda, a la casa del tíu Marquinos, lo que hoy se conoce como la casa de Oliva Parres, en la Vega los Romeros. (Q.37')
[Hermanos: Rafaela, “Faela, Benita, Ramón, Fidel, Pedro, “Cacho, Nati y José, “Joselito. Se crió con ellos Jaime, hijo de Benita. ]

2.- Ramón Junco Fernández, apodado “El Guaje” por haber vivido en la cuenca minera con sus padres, Mariano Junco, “El Rápido”, y María Fernández, hija de la tía Adela. Vinieron a vivir en una casa que había en el huerto perteneciente a la casa de Benigna y Ramón, padres de don D. Ramón Sobrino de la Vega, “Monchu”, en el barrio de La Casona. (Q.37´).Hermanos: Ramón, Conchita, Daniel, ...[?]

3.-Ángel Castro Pérez, “Castro”, de Ruperto y de Segunda, y criado por su abuela en Cuetupuñu. (Q.37)

4.-Manuel Fernández Sobrino, “Rúa”, hijo de Florentina Sobrino Tamés, de Porrúa y de David el hijo de la tía Fausta del barrio de La Concha. (Q.37´)

5.-Antonio Sobrino Noriega, “Plus”, hijo de Wenceslao Sobrino y Modesta Noriega del barrio de Pedrujerrín. (Q.38´). Hermana: Modestina, “La Sacristana, Tino y Antonio.

6.-Pedro Gómez Pando, apodado como “Cortaelviento”, por la canción “Mi jaca” que estaba de moda, era vecino de la casa La Tinuta, en el barrio de La Campa. Marchó de camarero a Madrid. (Q.38´). Hermanos: Sidro, Carmen, José Ramón, “Pandón, José Antonio, “Pandín, Pedro y Francisco.

7.-Miguel Ángel Junco Pérez, más conocido como “Milín” diminutivo con que le llamaban sus padres, Ángel Junco de la Vega y la tía María Pérez, vecinos del barrio La Concha. Estuvo al servicio de La República. (Q.38´). Hermanos: Manuel, “Hacha, Miguel Ángel y Avelino, “Chato.

8.-Jesús González Gutiérrez, primero de los diez hijos de Santos González Cué y María Gutiérrez González, “María la de Félix”. Con el ejército de la República lo licenciaron por causa de la vista, pero al entrar los nacionales lo llevaron ob ligado a un Batallón de Trabajadores en Valencia y Alicante. (Q.38´). Hermanos: Jesús, Santiago, “Taro, Eduardo, Ramón, “Puertas, Francisco, “Paco, Piadosa, Hilda, Saturno, Félix y José, “Pepón.

9.-Severino Sánchez de la Vega, undécimo hijo de los doce que tuvieron David “de Cospechu” y Teresa de la Vega en el barrio de Tamés. Se fue voluntario con la República y regresó herido. Marchó voluntario a terminar el servicio obligatorio de minera en el pozo “Mosquitera” de Carbayín. (Q.37´)

10.-Maximiliano Cerezo González, “Xili”, noveno hijo de los once que tuvieron “tía Lola” González Cué y Damián Cerezo, “Pío”, del barrio de Tresierra. Por estar enfermo, cumplió el servicio militar como Guarnicionero. (Q.38´). Hermanos: Juan Antonio, María, Gregorio, “Tejero, Manuel, Eduardo, “Lleña, Carolina, Julia, Santos, Maximiliano y Jesús.

11.-José Manuel Fernández Arenas, “Seíno”, hijo de Máximo Fernández, “El tíu Máximo” y la tía Marina Arenas de La Veguca, en La Caleyona. (Q.36). Hermanos: Concha, Martín y José.

12..-Enrique Sobrino Mier hijo de Manuel Sobrino, “Lima” y Esperanza Mier, del barrio de Sabugosa. (Q.37´)

13.-Pedro Sánchez Amieva, apodado “Cacho”, quinto hijo de Josefa Amieva Cué, “Pepa la de Meré”, de la Vega los Romeros. (Q.41´)
Hermanos: Rafaela, “Faela, Benita, Ramón, Fidel, Pedro, “Cacho, Nati y José, “Joselito. Se crió con ellos Jaime, hijo de Benita.

14.-Pedro Cerezo González, décimo hijo de los once que tuvieron Damián Cerezo y Lola González Cué, del barrio Tresierra. Se fue voluntario con la División Azul. (Q.41´) Hermanos: Juan Antonio, María, Gregorio, “Tejero, Manuel, Eduardo, “Lleña, Carolina, Julia, Santos, Maximiliano, Pedro y Jesús, “Chucho.

15.-Santos Cerezo González, octavo hijo de Lola González Cué y Damían Cerezo, del barrio de Tresierra. Murió en el frente de Oviedo, defendiendo La República. (Q.37´).
Hermanos: Juan Antonio, María, Gregorio, “Tejero, Manuel, Eduardo, “Lleña, Carolina, Julia, Santos, Maximiliano, Pedro y Jesús, “Chucho.

16.-Wences Sobrino Junco, hijo de Concha Sobrino, nacido en el barrio La Caleyona y casado con Concha Fernández Arenas, de la casa de La Veguca. Hizo el servicio militar con la República. (Q.36´)

2ª fila

17.-Santos Junco Noriega, hijo de Juanito Junco y de Socorro Noriega González, nacido en el barrio de Tamés. Sirvió en Caballería en Valladolid y regresó enfermo a casa sin acabar el servicio militar. (Q.41'). Hermanos: Mª Jesús, Santos, Antonio, “Tonio, Modestina y Narciso, “Chicho.

18.-Ángel Vidal Sotres hijo de Tanis del barrio de Don Diego. Era primo de Ramón Vidal Sotres, “Pilón”. No hizo el servicio militar por estar enfermo. (Q.41´).
Hermanos: Manuel, Lola y Ángel.

19.-Marcelino Sánchez Junco, conocido como “El Rubio”, hijo de Consuelo “la Rubia”, hija a su vez de la tía Dominica en la casa del barrio El Colláu. Se fue voluntario con la República y cuando acabó la guerra se exilió en Francia, donde apoyó al grupo de resistencia tras los Pirineos y posteriormente tuvo que ingeniárselas para que los franceses no lo llevasen a los campos de concentración donde tantos republicanos acabaron sus vidas. Abiertas las fronteras de España, regresó de visita a la familia de sus primos de Tamés. (Q.40´)

20.-Luis Sánchez de la Vega, décimo hijo de los doce que tuvieron David Sánchez de Cospechu y Teresa de la Vega, nacido en el barrio de Tamés. Fue voluntario con la República, por lo que estuvo escondido un tiempo con la entrada de los nacionales y así evitó ser preso o ejecutado. (Q.37´). Hermanos: Candita, Daniel, Santiago, Carolina, Ramón, Pancho, Herminia, Manuel, Luis, Severino y Tere.

21.-Salvador García Noriega, hijo de Antonio, mecánico y chófer de la familia Escandón que tuvo un taller en la calle la Concepción y de Francisca la de la tía Tomasa, hermana de Modesta. (Q.37´).Hermanos: Conchita y Salvador.

22.-Manuel Mijares Galguera, hijo de Fernando y de Rosa, y criado por su tía Marica Mijares, del barrio de Tamés. Tuvo que ir obligado a la Legión. (Q. 35´). Hermanos: Manuel, Ángel y Fernando.

23.-Juan Gutiérrez González, hijo de Pepa González Cué y de Félix Gutiérrez de la Vega. Murió en el frente de Bilbao, voluntario con La República.(Q.37´). Hermanos: (Mª Jesús Martina, Eduardo, Saturno, Ramón, Gloria y Francisco, “Paco); Fernando, “El Grillu”, Juan.

3ª fila

24.- Santiago González Gutiérrez, “Taro”, segundo hijo de Santos González Cué y de María Gutiérrez González, nacido en el barrio de Pedrujerrín. Requisado por las tropas nacionales, junto con otros vecinos para bajar muertos del frente La Tornería, sin cumplir los dieciocho años. Fue mandado al campo de concentración “La Vidriera” de Avilés donde permaneció preso hasta que fue avalado por D. José María Fernández, el último maestro que le dio clases en la escuela de Parres, sin que nadie se lo hubiese solicitado, a consecuencia de lo cual, fue enviado al frente con dieciocho años y acabada la guerra a permanecer un total de seis años y medio de servicio militar.(Q.40´).
Hermanos: Jesús, Santiago, Eduardo, Ramón, “Puertas, Francisco, “Paco, Piadosa, Hilda, Saturno, Félix y José, “Pepón.

25.-Antonio Sobrino Gutiérrez, “Tonín de la Covaya”, hijo de Antonio Sobrino Arenas y de Isaura Gutiérrez de la Vega, “La Melliza”. Marchó voluntario a la guerra donde murió.(Q.40´).

26.-Juan Luis González y González, hijo de José González Cué y de Ana González Mendoza, “Anita la del Maestru”. Murió en el frente del Ebro. Su hermano Francisco vino a estar con los padres unos días para darles algún consuelo. Al poco tiempo de regresar al acuartelamiento, una bomba acabó también con su vida.(Q.40´). Hermanos: Francisco, “Paco, Felisa, Juan Luis, Ángel, “Óscar, y Eduardo, “Pachu.

27.-Ángel González y González, más conocido como “Óscar”, hijo de José González Cué y de Ana González Mendoza, “Anita la del Maestru”, hermano del anterior. Perdió la vida en el campanario, al explotar los cohetes, el día de la Sacramental.(Q.42´). Hermanos: Francisco, “Paco, Felisa, Juan Luis, Ángel y Eduardo, “Pachu.

28.-Rogelio Fernández González, hijo de Aurora González Berbes, “Aurora la de los Carriles” y de Manuel Fernández, “Manuel de Jacinto”, de la Casería Santa Marina. (Q.38´). Hermanos: Rogelio, Josefa, Sarita, Carmen, Manuel, Jacinto y Genaro.

29.-Juan Fernández Gutiérrez, “Juanín de Vitorina”, hijo de Juan Fernández Quiroga, “Juanito el Gallegu” y de Vitorina Gutiérrez Santoveña, del barrio del Colláu. (Q.37´). Hermanos: Marcial, Fernando, “Venas, Teresa, Lisa, (Ester, ¿...?), Isaura, “Visu, Juan, Mónica, Gregoria, “Goyu, Lola, y Fifi.

En estos párrafos se refleja a las claras una muestra de los sufrimientos producidos por el paso de la guerra por las callejas y verdes praderas del pueblo de Parres, rompiendo la calma de la aldea a la que algunos nunca más regresaron y en el corazón de sus padres que los perdieron para siempre. Eran gente humilde, basta con fijarse en sus vestimentas, en contraste, en cambio, con la alegría reflejada en sus caras de niños, quizás algunos, extrañados por la acción de la cámara que los inmortalizó para nosotros. Aún en el año 1926, aproximadamente, de la toma de la foto, no se les pasaba por la imaginación lo que la vida les depararía de tragedia, llegada diez años después a caballo con “El Cuarto Jinete del Apocalipsis”.




Fue para mí una forma de ofrecerles un homenaje en las 220 páginas del libro. 
Después de numerosas lecturas, correcciones, añadidos de datos que me fueron llegando y aportaciones nuevas del protagonista decidí cerrarlo en la 6ª Edición, a la que se puede acceder a través de este enlace a "Los Quintos del 40" .